Las mujeres que lo querían todo

Por: Patricia Garcés
2019-07-03 11:28:51
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Soundtrack para esta columna: “Try” de Pink.

“Where there is desire
There is gonna be a flame
Where there is a flame
Someone's bound to get burned
But just because it burns
Doesn't mean you're gonna die
You've gotta get up and try try try
Gotta get up and try try try
You gotta get up and try try try”

Hace 3 sábados fui a mi círculo de lectura, un círculo exclusivo para mujeres en donde leemos y discutimos literatura escrita solo por mujeres. En ocasiones, después de leer algún cuento, prosa o poesía que nos mueve especialmente, aquello se convierte en una especie de grupo de apoyo, un espacio seguro en donde podemos sacar todo lo que traemos en nuestra cabeza pero especialmente en nuestro corazón.

En este último círculo nos tocó leer a Sylvia Plath (1932-1963) confieso que yo no había leído nada de ella, tampoco conocía su historia. Usualmente comenzamos leyendo la biografía de la autora porque es básico conocerla para poder entender su obra, las mujeres, usualmente, escribimos de manera autobiográfica, sacando todo eso que nos ha pasado y tenemos dentro en sentido literal o figurado, por eso es tan importante conocer la historia de vida de la mujer que ha escrito lo que estás leyendo, así puede uno ser un poquito más empático y entender que hay detrás de lo plasmado, especialmente si estamos leyendo algo tan duro como lo que escribía Plath.

Leímos algunos de sus poemas y un extracto de su novela “La campana de cristal”: “Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mi como la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso fruto, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era E Ge, la extraordinaria editora, y otro higo era Europa y África y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente. Me vi a mi misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre solo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.”

 

Resulta que Sylvia era una mujer que lo quería todo, que quería ser prefecta en cada ámbito de su vida, que se exigía muchísimo y cuando no cumplía con sus propios estándares se sentía devastada. No fue una sorpresa que absolutamente todas las presentes nos identificáramos con eso y buscáramos la manera de hacer catarsis juntas.

Hablamos de las expectativas (propias y ajenas, sobre todo las propias, que pesan TANTO), de qué pasa cuando no las cumples, de cómo te juzgan los demás pero sobre todo de cómo te juzgas tú a ti misma, de salud mental, de estereotipos, de lo difícil que es hacerlo “todo”, de las trampas de la belleza y de lo que la sociedad espera de nosotras como mujeres, de la angustia de estar en el trabajo de tus sueños antes de los 30´s y no poder evitar preguntarte: “y ahora qué hago con el resto de mi vida?”, de cuando las cosas no salen como las planeaste, de ser madre, de no ser madre y de muchas otras cosas. Alguien dijo por ahí una frase que me impactó: “Los 30´s parecen ser una buena edad para morir” (refiriéndose a Plath, obviamente). No pude evitar gritarle desde el otro lado de la mesa: “NO, aguanta, a los 40´s todo se pone mejor”, todas rieron y yo me sentí aliviada de ver cómo una vez más el humor puede sacar la tensión de una situación difícil.

Mientras tanto yo, señoras y señores, sigo pensando en los higos, los higos, los higos.

Y así las cosas…



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Patricia Garcés

Reynosense. Licenciada en comercio internacional. Educadora sexual, Educadora y Consejera en Lactancia y Educadora en Salud Materna. Madre. #HomeSchoolMom. Sí, soy una de "esas feministas". Molestando a la humanidad desde 1976. Me gustan los perros. Nueva Karen por culpa de Ginger.

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