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Una década de violencia, el testimonio de Gabriela Salazar

Por: Administración
2025-07-04 22:00:34
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ELEFANTE BLANCO. El 18 de junio de 2025, la alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal Anaya, tomó protesta al Clúster Alianza Médica Tampico Miramar. Al publicar las fotografías del evento en redes sociales, usuarias de Instagram señalaron que un agresor integraba la agrupación médica.

Elefante Blanco indagó en la acusación pública. Así fue como encontramos a la mercadóloga Gabriela Salazar Bujanos, esposa de Alejandro “A”.

Desesperada e indignada por la impunidad, aceptó dar su testimonio, de su búsqueda de seguridad y justicia tras diez años de violencia perpetrada por el dentista Alejandro «A».

Gabriela Salazar, su historia

En agosto de 2012, Gabriela conoció a Alejandro en Ciudad Madero y pronto comenzaron a platicar a diario. Ella se mudó del sur de Tamaulipas, aunque no dejaron de hablarse.

A los tres meses, ambos se reencontraron en Tampico. Alejandro la invitó a salir continuamente durante diciembre de 2012 y enero de 2013. El 2 de febrero de 2013, él le pidió que fuera su novia y ella aceptó. Doce días después, la primera alerta de violencia llegó.

“La primera maldición me la dice el 14 de febrero de 2013, 12 días después de haber iniciado nuestro noviazgo, me pide, obviamente, perdón y me dice que nunca lo había hecho”, cuenta en entrevista para Elefante Blanco.

La segunda agresión fue en su cumpleaños 28. Ese día, Alejandro la golpeó por primera vez; allí comenzó un patrón de violencia que sufrió durante una década.

“Inmediatamente después de la golpiza me da un regalo y me dice: ‘Mira lo que te tenía pero tú la regaste’”, recuerda Gabriela.

En los años siguientes, el agresor profundiza su comportamiento con golpes, insultos y manipulación psicológica.

Gabriela cuenta que usó maquillaje para ocultar los moretones. Además de que mintió al decir que las marcas en el rostro eran resultados de procedimientos faciales.

“Yo me hacía bolita en el suelo y le decía por favor no me golpees en los brazos porque hace calor y no me puedo poner blusas de manga larga”, dice Gabriela.

La violencia y amenazas de Alejandro afectaron la vida profesional de Gabriela. Ella se ausentó en el trabajo al no poder ocultar las marcas de los golpes. Él continuó diariamente con las agresiones y la manipulación.

Tras seis años de noviazgo, Gabriela, inmersa en un espiral de violencia, se comprometió con Alejandro. Durante 2018 y 2019, la pareja planeó su futuro emprendimiento: una clínica dental.

En 2020, el consultorio dental abrió las puertas en el sur de Tamaulipas. Alejandro «A», es la imagen principal, lo que aprovechó para despojarla del negocio a pesar de haberlo construido en conjunto, asegura Gabriela en la entrevista.

En el segundo año de matrimonio, Gabriela y Alejandro decidieron procrear un hijo. Ella pensó que solamente así Alejandro cambiaría. Sin embargo, durante y después de su embarazo, la violencia no cesa.

Gabriela Salazar denuncia a su agresor

Motivada por el nacimiento de su hija en 2023, Gabriela acudió por primera vez con un abogado. No obstante, un año después decidió interponer dos denuncias en contra de su agresor Alejandro «A», a pesar de las amenazas. El mismo 2024 presentó una tercera denuncia.

Actualmente, dos de las tres carpetas de investigación fueron judicializadas. Sin embargo, el proceso legal avanza con lentitud. En palabras de Gabriela: “el proceso ha sido muy desgastante y emocionalmente difícil”.

“Algunos servidores públicos me han revictimizado y es algo que las autoridades deberían de saber, que nosotras no hablamos cuando queremos, sino cuando podemos”.

Hoy, a más de un año y medio de que iniciaron las audiencias, Gabriela recuerda que estuvo apunto de perder la vida a manos de su expareja.

“Él me hizo todo, menos acabar con mi vida. No es justo que personas que nos agreden de esta forma y que pueden llegar a acabar con nuestra vida anden como si nada y nosotras sigamos viviendo con miedo”.

De acuerdo con los peritajes psicológicos, Gabriela Salazar fue diagnosticada con ansiedad grave, depresión grave y autoestima baja, así como con sentimientos asociados al miedo, desesperación y tristeza, los cuales corresponden a indicadores de violencia psicológica de acuerdo con la NOM-046-SSA2-2005.

Gabriela no cuenta con medidas cautelares a pesar de las múltiples pruebas y dictámenes psicológicos sobre la violencia que sufrió. Alejandro “A” sigue en libertad, haciendo su vida con normalidad.


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