FRANCE 24. La agencia de noticias Reuters reveló que el Gobierno de Estados Unidos habría desmantelado discretamente el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), diseñado por Elon Musk para reducir costos y reestructurar la burocracia. Sin embargo, la Casa Blanca niega la acusación y asegura que la agencia sigue operando, aunque sus funciones serán absorbidas por otras entidades federales.
La Administración de Donald Trump enfrenta nuevas tensiones tras una información exclusiva publicada por la agencia de noticias Reuters, que acusó al Gobierno estadounidense de haber “diluido en silencio” el polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental, conocido como DOGE, creado a inicios de este año bajo el liderazgo inicial del multimillonario Elon Musk.
Según el reporte de Reuters, la entidad habría perdido autonomía y estructura interna apenas ocho meses antes de que concluyera su mandato formal en julio de 2026, con la promesa de que otras agencias federales absorberán su trabajo.
“La agencia, creada en enero, realizó incursiones dramáticas por Washington en los primeros meses del segundo mandato de Trump para reducir rápidamente las agencias federales, recortar sus presupuestos o redirigir su trabajo hacia las prioridades de Trump. La OPM, la oficina de recursos humanos del gobierno federal, ha asumido desde entonces muchas de las funciones de DOGE, según Kupor y documentos revisados por Reuters”, se lee en la publicación del portal de noticias.
La filtración desató una respuesta inmediata de la Casa Blanca, que rechaza categóricamente la versión. Funcionarios del Ejecutivo sostienen que el DOGE continúa operando, pese a que su portal oficial no publica información desde hace meses.
“Sus principios siguen vigentes”, defendió Scott Kupor, director de la Oficina de Gestión de Personal (OPM), quien confirmó que el liderazgo centralizado del organismo desapareció, pero insistió en que sus prácticas seguirán siendo “institucionalizadas” por entidades como la OPM y la Oficina de Personal de la Casa Blanca.
El episodio reaviva las dudas sobre la promesa original del Departamento que, bajo el liderazgo de Musk, ofrecía reducir el tamaño del Estado, recortar regulaciones, eliminar burocracia y generar ahorros significativos que, según sus diseñadores, podrían incluso redistribuirse entre los ciudadanos.
Pero también nació con un objetivo ambicioso: ahorrar 2 billones de dólares del presupuesto federal, una cifra que pronto se redujo a la mitad y luego se ajustó a apenas 150.000 millones.
Aunque la agencia fue concebida para tener una vida limitada y expirar en 2026, su impacto ha sido más polémico que duradero. Durante sus primeros nueve meses, DOGE impulsó más de 120.000 despidos federales, la desarticulación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la suspensión de decenas de programas públicos.
Su funcionamiento, además, ha sido objeto de múltiples demandas por presunta opacidad y por permitir acceso de sus trabajadores a información sensible.
La situación se volvió aún más incierta tras la salida de Musk del Gobierno a finales de mayo y la posterior disputa pública con Trump, a quien acusó de “deshacer” su trabajo en DOGE mediante “un abominable plan de recorte fiscal”. Desde entonces, a la agencia se le acusa de perder influencia y visibilidad, alimentando las sospechas de que su desmantelamiento ya estaba en marcha.
Las dudas crecieron tras la respuesta publicada por la cuenta oficial del DOGE en X, que calificó de “tergiversación” los reportes sobre su desaparición, aunque sin desmentir el repliegue del organismo.
“La orden ejecutiva del Servicio DOGE de EE. UU. sigue vigente”, afirmó la agencia, asegurando que continúa colaborando con otras instituciones para modernizar software y tecnología gubernamental y priorizar la productividad.